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¿Cómo pulir un suelo de hormigón?

Lo primero es reconocer que no todos los suelos de hormigón son iguales y tampoco son uniformes. Esto se traduce en que cada trabajo presentará unas condiciones y desafíos que pueden modificar todos los procedimientos.

Hay que dejar claro es que cualquier suelo de hormigón se puede pulir. Bueno, hay algunas excepciones, como, por ejemplo, los suelos nuevos, en los que se indica que se requiere que pasen unos 20/30 días antes del primer pulido. Con este margen de días se permite que el hormigón tenga un período de «curado» adecuado.

¿Cómo se logra un suelo de hormigón brillante? ¿Con un pulido de hormigón?

El proceso para conseguir que un suelo de hormigón brille es bastante simple, aunque se requiere de los materiales adecuados y de las manos de un buen profesional. El hormigón pulido es un suelo de hormigón que ha sido tratado químicamente y se ha ido puliendo hasta obtener una superficie lisa y brillante, esto se consigue con diamantes. Cada vez se van utilizando diamantes más finos, que van puliendo cada vez más con más precisión, hasta lograr ese brillo exclusivo.

La preparación previa para lograr un suelo de hormigón brillante

Antes de pulir un suelo hay que eliminar la suciedad, la grasa, los recubrimientos o las imperfecciones. En este punto también hay que evaluar el estado del suelo. Si no es liso, es poroso o necesita de parches extensos, igual el pulido no es la mejor solución porque el resultado no será del todo óptimo. Este es un detalle importante: por mucho que se prepare un suelo, si no es liso, el brillo que se le podrá aportar nunca será correcto y aparecerán sombras que impedirán tener la estática o funcionalidad deseada.

El hormigón, por consiguiente, se debe limpiar, aplanar y darle una textura ligera para que el nuevo revestimiento, en caso de ser necesario, se adhiera de forma correcta. Esto sucede en suelos de hormigón que ya tienen unos años o que han tenido un uso extensivo.

El pulido podrá eliminar pintura, adheisvos o compuestos autonivelantes y permitirá conseguir la superficie ideal para un tratamiento posterior… y todo en un solo paso.

Un último consejo: siempre que sea posible en una restauración, es mejor no eliminar una gran capa de hormigón. Una realización apropiada de este paso evitará el uso de un compuesto autonivelante y evitará costes de material innecesarios (recubrimientos adicionales para completar las irregularidades).

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